POR DAVID AZCONA
En uno de los casos de la práctica forense o legal, requirida de la universidad para poder graduarse de derecho, consiste en defender veinte casos en materia penal, civil, comercial, con la intención de que el estudiante tenga cierta experiencia en los diversos tribunales de la República, evitando salir completamente desnudo a la calle sin saber un pito de la práctica general del Derecho Dominicano; porque de cierto, una cosa dicen los textos legales y otra muy diferente se aplica en la realidad en todos los niveles de la la justicia en nuestro país.
Dicen que a menudo la vida imita al arte, otros todo lo contrario, que es el arte que imita la vida; los más seguros afirman categóricamente que es lo contrario de lo contrario' pero en lo que a mí concierne estoy de acuerdo con cada uno de ellos en sus encontradas opiniones; en pocas palabras, nuestro aparato judicial se asemeja a la justicia "Kafkiana", escritor checo de pedigrí germano, famoso por su inmortal obra "El Proceso", realmente desconozco de la inmortalidad de la misma, pero no está de más añadirla.
El dilema sería si Kafka copió de nuestro sistema o el sistema lo copió a él; ese sería el problema de los intelectuales, filósofos y demás entendidos de la materia de la cual soy un neófito.
Lo que realmente sé, es que un día defendí a un pobre campesino que estaba preso por haberse robado unas cuantas gallinas y cosas de poca monta; lo lamentable del caso era que había pasado más tiempo en la "chirola" de lo que le hubiese correspondido en caso de haber sido hallado culpable del delito imputado. Nada raro en nuestro país, donde el 90% de los encarcelados no se le ha conocido causa justa, en franca violación de lo establecido en la Constitución Dominicana, que establece que a los ciudadanos dominicanos se les debe pasar causa o llevar ante un tribunal en un plazo no mayor de 48 horas. Claro, eso es si usted tiene dinero o padrinos, porque si es un jodido se pasa 48 años en las cuatro mugrientas y hediondas paredes sin que nadie pregunte por usted.
Una vez frente al juez inicié mi defensa de la siguiente manera:
- Honorable Magistrado, porque este bueno para nada y malo para todo...este desgraciado hijo de machepa, quien no tiene padrino, marginado de todo y poseerdor de nada, desamparado de la suerte y de Dios, un pobre Diablo que se está cayendo en sí mismo. Cuando estaba en lo más inspirado, cerca de concluir mi genial defensa, digna de los mejores y experimentados abogados de fuste, una defensa para la historia, el acusado se paró repentinamente del banquillo de los acusados diseñado especialmente para ellos; reventándosele el corazón del pecho, y agarrándome por un brazo que de "chepa" no me dejó manco, porque si me hubiese tomado por la corbata, no dudo que me hubiese ahorcado con la misma, como le pasó a la mundialmente conocida bailarina Isadora Duncan, que la bufanda que llevaba al cuello era tan larga que se enredó con los neumáticos de su automóvil convertible; cosas de la vida, ni yo soy bailarín ni ella era abogada.
El campesino seguía súper nervioso, gritando a viva voz, estremeciendo el andamiaje del vestuto Palacio de Justicia de Santiago, exclamó reprochándome: "¡Oiga joven, ¿pero 'ute me e'ta defendiendo o acusándome? Poique mejoi toi preso!"
Ante tanta desesperación de este humilde "homosapiens" que había sido humillado, vapuleado, denigrado por un sistema judicial donde los pobres son enterrados vivos, y los ricos, poderosos, contrabandistas, evasores de impuestos, politicos ladrones y corruptos (COMPRADORES DE JUSTICIA Y JUECES), que vuelan libres como las aves, impunes y descaradamente, disfrutando de sus millones robados al pueblo dominicano, sin que nadie los toque ni con el pétalo de una rosa, mirándo fijamente al acusado a los ojos, porque estos son las ventanas del alma, captando su dolor y sufrimiento, le dije:
- "¡CALLATE A VER SI TE COGEN PENA!"
El juez sólo "atinó" decir:
- "SE ME VAN LOS DOS DE MI TRIBUNAL Y ESPERO NO VERLOS POR AQUI EN MUCHO TIEMPO!"
Ya lo dijo Maquiavelo "que el fin justifica los medios".